Pov. Elizabeth
Al llegar al aeropuerto, Jasper, Edgard, Jacob y Seth se fueron a
dejar las maletas donde las demás. Y Edgard vino a hablarme
-
No
puedo creer que mi hermana este casada- dijo eso y se rió
-
¿De
que te ríes?- pregunte
-
De
cuando mama te preparaba para cuando te casases y no podías caminar con la
espalda recta-
-
Jaja,
yo tampoco creo que este casada- dije- Pero se que Seth me va cuidar bien
-
Más
le vale- dijo Ed y vino Seth- Pasarlo bien
-
Eso
haremos- dijo seth y nos subimos al avión
-
Seth,
porque Alice nos dio 12 maletas?- dije
-
Bueno
6 para cada pareja-dijo- 2 son mías y
tuyas
-
Ósea,
que se divirtió a lo lindo preparando 12 maletas-dije
-
Sí,
ahora duerme un poco señorita Cullen- dijo
-
Claro
Señor Cullen- dije
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-
Arriba,
Eli ya llegamos-dijo mi esposo
-
Si
voy- le conteste y bajamos del avión
Fuimos en taxi hasta al puerto, ahí en lancha hasta la isla Esme y
él llevaba las maletas, las soltó y me cogio en cuello, le di un leve beso en
la comisura de los labios.
-
¿Qué
tal si preparo algo de comer?- dijo Seth
-
No
quiero tener que reconstruir la casa porque la quemes- dije y él se rió- Aquí la que toca la cocina soy
yo
-
Esta
bien, pero que sea rápido- dijo él
-
¿Perritos
calientes?- dije
-
Perfecto
Después de cenar se fue a llevar las maletas a la habitación y
vino a recogerme, me cogio en cuellos y me llevo a la habitación
-
¿Unos
minutos para ponerse hermosa?- dijo mi Seth
-
Si-
dije
Me depile, me limpie el maquillaje y busque un pijama entre las
maletas, ni un pijama, toda lencería sexy. Así que opte por ponerme la menos
provocativa que había, lista. Al volver tenía que matar a Alice
-
Estas
bellísima- dijo
-
Gracias-
dije- Lo que me metió Alice
-
Pues
debo darle las gracias de que mi esposa se vea tan bien
Yo me sonroje
-
¿Segura?-
me dijo
-
Por
dios Seth estamos casados- le dije
El me beso, y deslizo sus manos por mi cintura y me acerco más a
él. Volvió a besarme y poco a
poco fuimos cayendo a lo largo de la cama, Seth tuvo sumo cuidado al colocarse
encima de mí, pese a que estaba dominado por el deseo, sus manos me apretaban
por la espalda para pegarme más a su cuerpo. Empezó a besar mi cuello
suavemente, podía sentir como mi cuerpo vibraba ante su toque, yo realmente me
estaba quemando, jamás había sentido un deseo carnal tan fuerte, quería tenerlo
lo más cerca posible, solté un gemido muy suave. Seth se detuvo.
-
¿Estás bien? –
preguntó
-
Si – dije
-
¿Qué? – preguntó
-
No te detengas – murmuré
Seth
me besó apasionadamente, pero no sin apresurar las cosas. Nos desvestimos muy
despacio, casi con temor. Cuando estuvimos desnudos, nos detuvimos un instante
en lugar de entrelazarnos y perdernos en el otro sin pensar. Era un momento demasiado
hermoso como para abandonarse al embeleso y la avidez sin antes apreciarlo y
celebrarlo. La lentitud despertaba una pasión mayor que la precipitación ciega
por la que nos dejábamos arrastrar en su día. Los pensamientos se acallaron,
los recuerdos se desvanecieron. Y tras ellos solo quedaron las ganas de amarnos
y tenernos, de besarnos y acariciarnos, de soltarnos y volver a fundirnos y
recrearnos después en el descanso. No había reglas, ni fronteras, solo el deseo
de seguir allí, de que durase más, de que nunca acabara… ya no existía
Elizabeth y Seth ahora éramos uno solo.
Lencería de Elizabeth:
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